Hace unos días, al comentar el informe de GSMA sobre el mercado de las comunicaciones móviles en Latinoamérica, pusimos el foco en un dato de gran importancia: la industria de las comunicaciones móviles supone un 3,7% del PIB de Latinoamérica y, mirando por países, México era el segundo país de mayor peso tras Brasil. El acceso a la banda ancha puede vertebrar por completo una nación y servir de palanca para transformar su tejido productivo y, por supuesto, transformar las Administraciones Públicas y abrir nuevos canales de relación con los ciudadanos.

Hoy mismo, México ha decidido dar el gran paso para transformarse y el Presidente Enrique Peña Nieto ha presentado un ambicioso plan de modernización: la Estrategia Digital Nacional.

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El anuncio, realmente, no es nuevo; se venía hablando desde hacía algunas horas y se había organizado la presentación oficial del plan en las dependencias del Museo de Antropología. ¿El objetivo de este plan? Creo que, más o menos, nos lo podemos imaginar si tomamos como referencia los planes de modernización de otros países: apoyarse en la tecnología y las comunicaciones para mejorar la competitividad del país y mejorar el acceso a los servicios públicos.

El objetivo no es tener mejor tecnología, sino mejorar la vida de los ciudadanos. La estrategia no considera a la tecnología como fin, sino como medio.

Las claves de la Estrategia Digital Nacional

La Estrategia Digital Nacional de México aspira a transformar el país para que se convierta en el "México Digital"; un plan a 5 años en el que se pretende fomentar la oferta de servicios públicos a través de plataformas web (administración electrónica) y servicios móviles y modernizar no solamente los servicios federales sino también acometer mejoras en el resto de Administraciones Públicas (estatales y locales) así como en el tejido empresarial y, por supuesto, en la capacitación y el acceso a los ciudadanos.

Como viene siendo habitual con este tipo de planes de actuación, el Gobierno creará un organismo para la supervisión y coordinación de las actuaciones, la Coordinación de Estrategia Digital Nacional, que también se encargará de evaluar el cumplimiento de los objetivos descritos en este plan estratégico.

¿Y qué objetivos se plantea el Gobierno de México para los próximos 5 años? Hay que reconocer que México se ha puesto el listón muy alto porque, en el caso de España, hay objetivos que tras múltiples planes de modernización aún siguen sin cumplirse. Concretamente, la Estrategia Digital Nacional ha puesto como metas:

  • Disponibilidad de trámites y servicios públicos a través de Internet; es decir, la conocida como Administración Electrónica para que cualquier ciudadano pueda realizar trámites cómodamente desde cualquier lugar y a cualquier hora (ventanilla única nacional).

  • Promover la transparencia administrativa y la participación de los ciudadanos en las políticas públicas.

  • Interoperabilidad entre los distintos sistemas de información de las Administraciones Públicas para fomentar la economía de escala, la eficiencia del gasto público y la eficacia de las inversiones en tecnología.

Establecer una nueva relación entre los ciudadanos y el gobierno.

Establecer nuevos mecanismos de colaboración entre el gobierno y los emprendedores digitales.

  • Pluralidad de voces para una audiencia global, mediante la tecnología digital.
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La revolución digital de México

Una de las propiedades que tiene el papel es que puede soportar cualquier cosa; por tanto, México tiene ante sí un ambicioso plan que, bien ejecutado, puede transformar la economía del país. Entre los objetivos encontramos el fomento de la economía digital, la capacitación tecnológica de los escolares (aplicando la tecnología en la educación), las mejoras en la sanidad (historial clínico digital, telemedicina, etc.) o las mejoras en la seguridad ciudadana; un amplio abanico de áreas de aplicación de este plan que pueden mejorar, sensiblemente, las relaciones de los ciudadanos con el Gobierno y acercar aún más los servicios públicos a la ciudadanía.

Sin embargo, los planes de modernización, a veces, pueden llegar a ser demasiado optimistas y abarcar mucho más de lo que, efectivamente, se puede llegar a cubrir con los recursos disponibles. La transformación implica inversión eficiente y un mejor control del gasto público además de una mayor transparencia en la gestión; factores que aunque suelan llenar el discurso político cuesta ver, realmente, materializados en actuaciones concretas.

Hoy en día son muchos los políticos que hablan de participación ciudadana y transparencia pero, en mi opinión, aún queda mucho camino por recorrer para que, realmente, las Administraciones Públicas rindan cuentas a sus ciudadanos. México tiene ante sí un gran reto y un plan estratégico muy prometedor, ojalá que todas estas medidas transformen el país en los próximos 5 años; será toda una lección para otros países de Latinoamérica y, como no, también de Europa.

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